El hallazgo feliz de las cosas mínimas

Fotografías artísticas de elementos y productos de la empresa realizadas para decoración interna. El objetivo es reflejar la belleza de aquellos objetos que se vuelven cotidianos.

Reseña para exposición de la obra.

La relación que establecemos con los objetos nunca es directa, sino que se ha convertido en una mezcla compleja de complicidad e inocencia. La recurrente convivencia con estos hace que el entorno, de tan recurrido y visto, sea ordinario y evidente.

Los objetos nos habitan, pero también olvidamos que nosotros somos quienes en realidad los habitamos, y por ello los ignoramos, porque son parte de nuestro cotidiano quehacer. Salir de nuestro ritual diario comprende desprendernos del sosiego de la repetición y poner a dinamizar nuestros sentidos.

El arte nos hace ver las cosas fuera de lo ordinario, que las desposeamos del valor intrínseco y objetivo que les hemos dado para dotarlas de un valor extrínseco, subjetivo y renovado. La realidad nunca es la misma después de verla por el ojo del artista. La reflexión creativa es producto casi natural de ese instante en el que el mundo y sus grandes obviedades nos obligan a voltear a verlo diferente, a convencernos de que los pequeños detalles son pretextos creativos naturales: el hallazgo feliz de las cosas mínimas.

La fotografía, en este caso, es el vaso comunicante mediante el cual damos cuenta de que el poder estético se encuentra también en los objetos fríos y característicos de la vida práctica de todos los días. De igual forma, lo dinámico y funcional puede dotar de valor estético a los instrumentos y a las herramientas técnicas que en apariencia carecen ello.

Búsqueda artística de objetos fríos e inanimados que sin embargo son particularidades de un todo dinámico y funcional, “El Hallazgo Feliz de Las Cosas Mínimas de Armando Polina, es una propuesta de reflexión en torno a lo artístico dinámico de los objetos inanimados con los que continuamente convivimos. David Ortíz Celestino.